miércoles, 14 de diciembre de 2011

Espacios para el recuerdo.



“Remember only that I was innocent
and, just like you, mortal on that day,
I, too, had had a face marked by rage, by pity and joy,
quite simply, a human face!”

Benjamin Fondane, Exodus
Murdered at Auschwitz, 1944
Esta pregunta abarca numerosos aspectos, y casi todas las posibles respuestas, al final, dejan desconcertados y preocupados a aquellos que consideran la vida como algo sagrado.
En el núcleo del proyecto nazi para acabar con el pueblo judío, se hallaba su perspectiva racial y antisemita del mundo. Los nazis intentaban transformar el mundo conforme a su concepto de él, muy influido por el Darwinismo y por la creencia de que a lo largo de la historia de la Humanidad, los fuertes han dominado a los débiles. Consideraron que el pueblo alemán poseía cualidades raciales superiores y debía dirigir a las razas inferiores. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, llevaron a cabo una serie de proyectos que podrían definirse como una reestructuración racial para hacer realidad su utopía. Clasificaban a las personas conforme a supuestas categorías raciales científicas, las trataban como a títeres y las trasladaban de un sitio a otro ante la mirada impasible de Europa, por lo general, vulnerando por completo sus derechos humanos fundamentales. Los nazis consideraban a los judíos sus enemigos acérrimos por motivos raciales, cuya "influencia" sobre el resto de la humanidad era necesario frenar.
El asesinato siempre se consideró una de las posibilidades debido a la ideología nazi. Sin embargo, como plan político fue evolucionando con el transcurso del tiempo. De ese modo, los nazis pudieron probar diferentes soluciones para el denominado "problema judío" antes de comenzar con el asesinato masivo y sistemático de todos aquellos que se encontraban bajo su mando, en una política conocida con el nombre de Solución Final.
Entre los líderes del régimen nazi, de las tropas y de los colaboradores, no cabe duda de que algunos adoptaron la ideología nazi y creyeron que al asesinar judíos estaban librando a la Humanidad de un enemigo mortal. No obstante, según algunos estudios académicos profusamente documentados, está claro que no todas las personas que participaron en el asesinato de judíos creían a pies juntillas la visión social de los nazis. Otros factores, entre ellos, el deseo de ascender en la escala social nazi, la codicia, la presión externa y una despiadada brutalidad originada por las terribles condiciones provocadas por una guerra global, contribuyeron a hacer que personas normales, en circunstancias extraordinarias, se convirtiesen en asesinos de masas. En diversos lugares y en momentos diferentes, factores logísticos como la inexistencia de espacio para albergar a los judíos en un determinado gueto o la falta de alimentos, unidos a la política de asesinatos, podían dar pie a una Aktion específica de asesinatos masivos.
El asesinato de judíos no podría haberse llevado a cabo sin el apoyo, tanto activo como pasivo, del conjunto de una sociedad dominada por los nazis. En casi todos los territorios que se encontraban bajo el control de los nazis, la población era consciente de los asesinatos de judíos que se llevaban a acabo y se beneficiaban del reparto de sus propiedades. Muchas personas apoyaron sin reservas los asesinatos, otras se mostraron menos entusiastas. Apenas existía una oposición frontal organizada y sólo una escasa minoría se arriesgó para ayudar a sus vecinos judíos.
Un elemento común entre aquellos que cometieron los asesinatos y gran parte de la sociedad bajo dominio nazi, era una visión antisemita del mundo, conforme a la cual, los judíos se encontraban excluidos del entorno normativo de la responsabilidad social, dicho de otro modo, la vida de un judío era, cuanto menos, prescindible.


“Recuerda solamente que yo también era inocente
e igual que tú, mortal ese día,
yo, también, tenía un rostro marcado por la ira, por la piedad y la alegría,
¡simplemente un rostro humano!”

Benjamin Fondane, Exodus,
Asesinado en Auschwitz, 1944

Benjamin Fondane (1898—1944)

 

Benjamin Fondane

Poeta rumano de expresión francesa, nació en Iasy (Moldavia).
El mal de los fantasmas reúne la totalidad de la producción poética de Benjamin Fondane: Ulises, El Éxodo [Super flumina Babylonis], así como Titanic y los últimos poemarios.
Su obra, inédita hasta la fecha en España, y recuperada por MALDOROR ediciones que la publica por primera vez en lengua castellana, pone al alcance del lector no sólo las palabras de un poeta desgarrado, sino también inmenso y visionario.
Lo que sorprende al lector de hoy en la poesía de Fondane es el aspecto visionario de su obra, dominada por oscuros presentimientos de un desastre inminente. Fondane desarrolla a partir de ese estado de zozobra una temática muy rica que evoca a la vez el exilio, la errancia, el anonimato y la soledad de los emigrantes, el aplastamiento del individuo por la historia, la voz que clama en el desierto, la locura de los hombres, la sed de amor y la aspiración a la normalidad, que confieren a su emocionante obra un alcance universal y la hace de una actualidad permanente mientras perdure el sufrimiento por mor del ruido y la furia de la historia.
El 7 de marzo de 1944 Benjamin Fondane es arrestado por la policía francesa, al mismo tiempo que su hermana Line. Son internados en Drancy, antes de ser deportados a Auschwitz el 30 de mayo (el penúltimo convoy de Drancy nº 75).
El 2 o el 3 de octubre, Fondane es asesinado en una cámara de gas de Auschwitz-Birkenau. Tenía 46 años. 

Monumento al Holocausto, Peter Eisenman, Berlín.


 
Original
Traducción
Als die Nazis die Kommunisten holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Kommunist.

Als sie die Sozialdemokraten einsperrten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Sozialdemokrat.

Als sie die Gewerkschafter holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Gewerkschafter.

Als sie die Juden holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Jude.

Als sie mich holten,
gab es keinen mehr, der protestieren konnte.
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.







                                   Martin Niemöller


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