Construyendo en común, construyendo
lo común
Dos ideas centrales y una apuesta a la hora de
afrontar el sufrimiento psíquico. Dos líneas que discurren paralelas y a las
que les gusta cruzarse cada tanto. Un conjunto de palabras que pretenden recoger
una infinidad de matices a la vez que transmitir un mensaje de la manera más
honesta y clara posible. Este lema no es marketing, porque no tenemos nada que
vender, ni dinero que ganar. Es, ante todo, una declaración de intenciones.

Partimos del reconocimiento de algo evidente: estamos
sumergidos en la precariedad. Cada vez son más los aspectos de la vida que se
sitúan (con mayor o menor violencia) fuera del control de las personas. Sean
recursos o afectos. La precariedad nos separa y sabotea la comunicación. Hay
una conexión directa entre el hecho de que se construyan barrios sin plazas
donde los vecinos puedan encontrarse y el que las consultas psiquiátricas se
hayan convertido en dispensadores unidireccionales de psicofármacos. Ambas
cosas son signos de nuestro tiempo, un tiempo donde nadie escucha a nadie y
además se nos presenta como si fuera algo normal o natural.

Frente a ello, nuestra postura se define en clave de
resistencia. No aceptamos este escenario y trazamos estrategias para salir de
él; o más bien, para acabar con él. No disponemos de ninguna receta mágica, ni
tampoco nos fiamos de quienes dicen tenerlas. Creemos sencillamente que en un
momento histórico como el que estamos viviendo es necesario reivindicar el
trabajo colectivo y la creación de redes comunitarias sólidas y horizontales.
Reinventar los canales y los espacios que propicien la comunicación. Vincular
el sufrimiento psíquico con la biografía de las personas y difundir la
necesidad de hablarlo entre iguales. Defendernos de asfixia provocada por la
industria farmacéutica. Comenzar a articular situaciones y proyectos donde podamos
sacudirnos la impotencia y sea posible pensar y construir nuevas realidades.
Nuestro mayor deseo es que este Séptimo congreso
Mundial de Hearing Voices sea parte de todo ello. Un paso más de tantos otros
que sirvan para recorrer nuevos senderos, para que las personas se reencuentren
entre ellas y tomen conciencia de esa capacidad para crear conocimiento y
transformar el mundo que todos y todas tenemos y que nos es expoliada día a
día.
El futuro y la salud son y serán una tarea colectiva.
Mientras no nos demos cuenta de ello, seguiremos sin tener un mañana hacia el
que caminar.
El infierno de los vivos no es algo que será;
hay uno, es aquél que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días,
que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es
fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de
no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos:
buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y
hacerlo durar, y darle espacio. Italo Calvino. Las ciudades invisibles.https://www.diagonalperiodico.net/cuerpo/27573-escuchar-voces-no-es-ninguna-enfermedad.html
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