8 / 6 / 2012
Al
final de su vida Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, hizo la
famosa pregunta «¿qué quiere una mujer?», admitiendo su perplejidad
frente al enigma de la sexualidad femenina. Similar perplejidad surge
hoy: «¿Qué quiere Europa?» esta es la pregunta que vosotros, los
griegos, estáis dirigiendo a Europa. Pero Europa no sabe lo que quiere.
El modo en que los estados europeos y los medios de comunicación se
refieren a lo que está pasando hoy en Grecia, creo que es el mejor
indicador de la Europa que pretenden. Es la Europa neoliberal, la Europa
de los estados aislacionistas. Los críticos acusan a Syriza de ser una amenaza
para el euro, pero Syriza es, al contrario, la única posibilidad que
tiene Europa. ¿Qué amenaza?. Vosotros estáis dando Europa la posibilidad
de salir de su inercia y encontrar una nueva vía.
En
sus notas sobre la definición de cultura, el gran poeta conservador
Thomas Eliot subrayó esos momentos en que la única elección es entre la
herejía y la incredulidad, momentos en que el único modo de mantener la
creencia, de mantener viva la religión, es desviarse drásticamente de la
vía principal. Esto es lo que ocurre hoy en Europa. Solo una nueva
herejía –representada en este momento por Syriza- puede salvar lo que
merece la pena salvar de la herencia europea, la democracia, la
confianza en las personas, la solidaridad igualitaria. La Europa que
vencerá, si Syriza no gana, será una Europa con valores asiáticos y,
naturalmente, estos valores no tienen nada que ver con Asia, sino con la
voluntad actual y evidente del capitalismo contemporáneo de suspender
la democracia.
Se
dice que Syriza no tiene suficiente experiencia para gobernar. Estoy de
acuerdo, le falta experiencia sobre cómo llevar a la ruina un país,
engañando y robando. No tenéis esa experiencia. Esto nos lleva al
absurdo de la política europea: nos sermonea sobre pagar impuestos,
oponiéndose al clientelismo griego al tiempo que pone todas sus
esperanzas en la coalición de dos partidos que han llevado a Grecia a
ese clientelismo.
Christine Lagarde ha afirmado recientemente que tiene más simpatía por los pobres de Niger que por los griegos, y también ha aconsejado a los griegos que se ayuden a sí mismos pagando impuestos, que, como he podido comprobar hace pocos días, no deben pagar. Como todos los liberales humanitarios, ama a los pobres impotentes que se comportan como víctimas, evocando nuestra simpatía e inclinándonos a la caridad. Vuestro problema es que sí, sufrís, pero no sois víctimas pasivas: resistís, lucháis, no pedís comprensión ni caridad, reclamáis solidaridad activa. Demandáis y reivindicáis una movilización, apoyo para vuestra lucha.
Se
acusa a Syriza de promover utopías de izquierda, pero la utopía es el
plan de austeridad impuesto por Bruselas. Todos saben que este plan es
ficción, que el estado griego no podrá jamás pagar la deuda. ¿Por qué
Bruselas impone estas medidas? Su propósito no es salvar a Grecia, sino
salvar a los bancos europeos.
Estas
medidas no son presentadas como decisiones basadas en opciones
políticas, sino como una necesidad impuesta por una lógica económica
neutral. Como si dijéramos: si queremos estabilizar nuestra
economía, nos tenemos que tragar esta píldora amarga. O, como dicen los
proverbios tautológicos: no se puede gastar más de lo que se tiene. Los
bancos americanos y los Estados Unidos llevan decenios demostrando que
sí se puede gastar más. Para ilustrar el error de las medidas de
austeridad, Paul Krugman las compara a menudo con la práctica medieval
de las sangrías. Una metáfora pertinente, que pienso puede ser más
extremada. Los médicos europeos, ignorando cómo funcionará el
tratamiento, os están usando a vosotros los griegos como conejillo de
indias, están desangrándoos, no a sus países. No hay sangrado para los
bancos alemanes y franceses. Al contrario, están recibiendo grandes
transfusiones.
El buen sentido radical
¿Es realmente Syriza grupo de peligrosos extremistas? No, Syriza está
aportando un pragmático buen sentido para abortar la confusión generada
por otros. Los soñadores peligrosos son los que pretender imponer las
medidas de austeridad. Los verdaderos soñadores son los que piensan que
las cosas pueden seguir así, indefinidamente, haciendo algunos cambios
cosméticos. Vosotros no sois soñadores: vosotros estáis despertando de
un sueño que se está transformando en una pesadilla. Vosotros no estáis
destruyendo nada, estáis reaccionando al modo en que el sistema está
gradualmente destruyéndose a sí mismo. Todos conocemos la clásica escena
de los dibujos animados de Tom y Jerry: el gato alcanza el precipicio y
continúa caminando, ignorando que no hay suelo bajo sus píes. Solo
cuando mira hacia abajo se da cuenta que cae al vacío. Esto es lo que
estáis haciendo: estáis diciendo a los que están en el poder, «¡eh, mira
hacia abajo!» y se caen.
La mapa político de Grecia está claro. En el centro hay un solo partido, con dos alas, derecha e izquierda, Pasok y Nueva Democracia. Es, como la Cola, Coca o Pepsi, una elección que no lo es. El verdadero nombre de este partido, si se meten Pasok y Nd en el mismo saco, debería ser algo así como NMCED, Nuevo Movimiento Helénico Contra la Democracia. Naturalmente este gran partido dice estar a favor de la democracia, pero yo digo que será a favor de una democracia descafeinada, como el café sin cafeína, la cerveza sin alcohol, el helado sin azúcar. Hablan de democracia, pero de una democracia donde en vez de hacer una elección, la gente se limita a confirmar lo que los expertos dicen lo que hay que hace. ¿Buscan un diálogo democrático? Sí, pero como los últimos diálogos de Platón, en los que un niño habla todo el tiempo y otro solo dice de vez en cuando, «¡por Zeus, así es!»
La mapa político de Grecia está claro. En el centro hay un solo partido, con dos alas, derecha e izquierda, Pasok y Nueva Democracia. Es, como la Cola, Coca o Pepsi, una elección que no lo es. El verdadero nombre de este partido, si se meten Pasok y Nd en el mismo saco, debería ser algo así como NMCED, Nuevo Movimiento Helénico Contra la Democracia. Naturalmente este gran partido dice estar a favor de la democracia, pero yo digo que será a favor de una democracia descafeinada, como el café sin cafeína, la cerveza sin alcohol, el helado sin azúcar. Hablan de democracia, pero de una democracia donde en vez de hacer una elección, la gente se limita a confirmar lo que los expertos dicen lo que hay que hace. ¿Buscan un diálogo democrático? Sí, pero como los últimos diálogos de Platón, en los que un niño habla todo el tiempo y otro solo dice de vez en cuando, «¡por Zeus, así es!»
Luego está la elección. Vosotros, Syriza, el auténtico milagro, movimiento de izquierda radical, que ha salido de la cómoda posición de resistencia marginal y se ha dispuesto valerosamente a tomar el poder. Este es el motivo por el cual debéis ser castigados. Este es el porqué de un reciente artículo escrito por Bill Freyja en la revista Forbes bajo el título «Darle a Grecia lo que se merece: comunismo». Cito: «Lo que el mundo necesita, no lo olvidemos, es un ejemplo contemporáneo del comunismo en acción. ¿Qué mejor candidato que Grecia? Échesela de la Unión europea, interrúmpase el flujo libre de euros y devuélvasele al viejo dracma. Después, ved que ocurre durante una generación». En otras palabras, Grecia debería ser castigada de modo ejemplar para acabar de una vez por todas con la tentación de una solución radical de izquierda a la crisis.
Sé que la misión de Syriza es casi imposible. Syriza es la extrema izquierda, es la voz pragmática de la razón, que contrasta con la loca ideología del mercado. Syriza necesitará de la formidable combinación de principios políticos y pragmatismo sin compromiso democrático, además de la capacidad de actuar rápidamente y sin miramientos cuando sea necesario. Para que Syriza tenga una oportunidad, incluso una mínima oportunidad de éxito, será necesaria una solidaridad pan-europea.
Cambiar Grecia
Pienso
que vosotros, aquí en Grecia, debéis evitar el nacionalismo fácil,
todos esos discursos acerca de que Alemania quiere volver a ocupar
Grecia, destruirla y cosas así. Vuestra primera tarea es la de cambiar
las cosas aquí. Syriza deberá hacer el trabajo que otros tenían que
haber hecho. El trabajo de construcción de un estado mejor, moderno: un
etado eficiente. Deberéis hacer un trabajo de recuperación del aparato
estatal del clientelismo. Es un trabajo duro, exento de entusiasmo:
lento, duro, tedioso.
Vuestros críticos pseudo-radicales dicen que la situación no está todavía madura para un cambio social. Que si tomáis el poder ahora, no haréis más que ayudar al sistema, haciéndolo más eficiente. Si he comprendido bien, esto es lo que el KKE, el partido de quienes todavía viven porque se olvidan de morir, está diciendo.
Es cierto que vuestra élite política ha demostrado su incapacidad para gobernar, pero no hay nunca un momento exacto en que la situación sea la completamente idónea para el cambio. Si esperáis ese momento, el momento idóneo no llegará jamás. Nunca se interviene en el momento exactamente adecuado. Por tanto, estáis ante una elección: o esperáis cómodamente y veis cómo se desintegra vuestra sociedad, como proponen algunos otros partidos de izquierda, o intervenís heroicamente, plenamente conscientes de la dificultad de la situación. Syriza ha hecho la elección adecuada.
Pienso
que vuestros críticos os odian porque, en su interior, saben que tenéis
el valor de ser libres y actuar como personas libres. Cuando se mira a
los ojos, la gente comprende, al menos por un instante, que se le está
ofreciendo su libertad. Estáis atreviéndoos a hacer lo que ellos sueñan
hacer. En este instante, son libres. Son uno con vosotros. Pero solo es
un momento. Vuelve el miedo y os odiarán otra vez, porque tienen miedo de su libertad.
¿Cuál es entonces la elección que, vosotros los griegos, habréis de afrontar el 17 de junio? Debéis tener en cuenta la paradoja
que sostiene la libertad de voto en las sociedades democráticas: sois
libres de elegir, a condición de que hagáis la elección correcta. Porque
cuando la elección es errónea, por ejemplo cuando Irlanda votó contra
la constitución europea, esa elección es tratada como un error. Entonces
repiten la votación, para que las personas alumbren la decisión
adecuada. Por esto el establishment europeo está prensa del pánico.
Piensan que quizá no merecéis vuestra libertad, porque existe el peligro
de que hagáis la elección equivocada.
Café sin leche
En
Ninoska de Ernst Lubitsch aparece una broma maravillosa: el
protagonista entra en una cafetería y pide un café sin crema. El
camarero responde «lo siento, se nos ha acabado la crema, solo tenemos
leche. ¿Quiere un café sin leche?» En ambos casos se tomará solo el
café, pero pienso que la broma es acertada. También la negación es
importante. Un café sin crema no es lo mismo que un café sin leche.
Vosotros os encontráis hoy en la misma difícil situación. Tenéis
austeridad, pero ¿tenéis el café de la austeridad sin crema o sin leche?
Aquí es donde el establishment europeo hace trampas. Se está
comportando como si tuvierais el café de la austeridad sin crema. Es
decir, los frutos de vuestro esfuerzo no solo beneficiarán a los bancos
europeos: os están ofreciendo también un café sin leche. Vosotros seréis
los que no os beneficiaréis de vuestros sacrificios y dificultades.
En el sur del Peloponeso hay mujeres que son las encargadas de llorar en los funerales, de hacer un espectáculo para los parientes del difunto. No hay nada de primitivo en esto. Nosotros, en nuestras sociedades desarrolladas, hacemos exactamente lo mismo. Pensad en este maravilloso invento, quizá la mejor contribución de América a la cultura mundial: las risas enlatadas. Las risas que forman parte de la banda sonora de los programas de televisión. Vuelves a casa cansado, enciendes la tv en uno de estos estúpidos programas tipo Cheers o Friends. Te sienmtas y la tv ríe también por ti. Desgraciadamente, funciona.
En el sur del Peloponeso hay mujeres que son las encargadas de llorar en los funerales, de hacer un espectáculo para los parientes del difunto. No hay nada de primitivo en esto. Nosotros, en nuestras sociedades desarrolladas, hacemos exactamente lo mismo. Pensad en este maravilloso invento, quizá la mejor contribución de América a la cultura mundial: las risas enlatadas. Las risas que forman parte de la banda sonora de los programas de televisión. Vuelves a casa cansado, enciendes la tv en uno de estos estúpidos programas tipo Cheers o Friends. Te sienmtas y la tv ríe también por ti. Desgraciadamente, funciona.
Así es como los que detentan el poder, el establishment europeo, quiere ver no solo a los griegos sino a todos nosotros: mirando a la pantalla y observando cómo sueñan los otros, cómo lloran, cómo lloran. Hay una anécdota, apócrifa pero maravillosa, sobre el intercambio de telegramas entre el cuartel general del ejército alemán y el austriaco durante la primera guerra mundial. Los alemanes envían un mensaje a los austriacos: «Desde nuestro frente vemos la situación grave pero no catastrófica». Los austriacos responden: «Desde el nuestro, la situación es catastrófica, pero no grave».
Esta
es la diferencia entre Syriza y los otros: para ellos la situación es
catastrófica pero no grave, las cosas pueden seguir como hasta ahora,
mientras que para Syriza la situación es grave, pero no es catastrófica y
por eso el valor y la esperanza deben sustituir al miedo. Por tanto
tenéis delante, por decirlo con el título de una vieja canción de los
Beatles, una long and winding road. Cuando hace años la guerra fría amenazaba con estallar, John Lennon escribió una canción, all we are saying is give peace a chance. Hoy, quiero escuchar una nueva canción en toda Europa, «todo lo que estamos diciendo es dar una oportunidad a Grecia».
La revolución en la propia casa
Consentidme
una referencia a una de las grandes, quizá la más grande, de las
tragedias clásicas, Antígona: no combatir batallas que no sean las
tuyas. En mi idea de Antígona, tenemos a Antígona y a Creonte. Son de la
clase dirigente. Un poco como Pasok y Nueva Democracia. En mi versión
de Antígona, mientras los dos miembros de las familias reales están
combatiendo entre ellos, amenazando con enviar a la ruina al estado, me
gustaría ver al coro, las voces de las personas, salir de su estúpido
rol de acompañamiento sentencioso, apoderarse de la escena, constituir
un comité público de poder popular, arrestarlos, a Creonte y Antígona, y
dar vida al poder del pueblo.
Permitidme ahora acabar con una nota personal. Odio a la izquierda tradicional, intelectual, que ama la revolución, pero la revolución que tiene lugar en algún sitio lejano. Así era de joven: cuanto más lejos, mejor, Vietnam, Cuba, todavía hoy, Venezuela. Pero vosotros estáis aquí y os admiro. No tenéis miedo a involucraos en una situación desesperada, sabiendo qué las probabilidades están en vuestra contra. Por esto os admiro. Hay también un oportunismo de principio, el oportunismo de los principios. Cuando se dice que la situación está perdida, que no podemos hacer nada, porque significaría traicionar nuestros principios, esta parece ser una posición coherente, pero en realidad es una forma extrema de oportunismo. Precisamente Syriza es un evento único de esa izquierda -en contradicción con lo que hace habitualmente la izquierda extraparlamentaria, que se preocupa más de la violación de los derechos humanos de cualquier criminal que de los millares de seres humanos que mueren- que ha encontrado el valor de hacer algo.
* Texto de la intervención del filosofo esloveno en la convención de Syriza. Publicado en Il manifestó, 8 de junio de 2012
Amanecer dorado dará fuerte en Grecia y despertará a los griegos de toda la mierda que nos rodea , el sistema , la inmigración etc .. espero que pase algo asi en España y el resto de Europa.
ResponderEliminarPor cierto tontito se como te llamas , en que instituto das ¨clase¨ , si es que se le puede llamar clase a la lavadura de cerebro que es ciudadanía .. y tu coche , vigila tus espaldas.
Arriba Europa ! Arriba España !