La música popular es un buen termómetro de la
degradación de una sociedad. El hecho, muy cacareado, es que los
movimientos y mareas surgidos alrededor del 15M tienen que recurrir a la
banda sonora de las viejas canciones antifranquistas de los 60. Una
constatación palpable del abismo que existe entre la realidad de nuestra
sociedad y lo que los medios nos hacen llamar "música": mero bien de
consumo sin otro valor que los 99 céntimos de iTunes Store. Como mucho,
la familiaridad con los nombres y eventos musicales sirve de visado para
integrarse en la élite de los entendidos hip, cool o it, es decir, un valor tremendamente reaccionario.
En cambio, en Estados Unidos, la lucha de los negros por los derechos
civiles tuvo la mejor banda sonora posible de soul, funk y free jazz.
Las protestas contra Vietnam contaron con las voces de los
folk singers
de Greenwich Village cantando las cuarenta al Tío Sam. Los coroneles
griegos inspiraron los mejores himnos de Theodorakis. El antifranquismo
catalán produjo una inolvidable generación de cantautores. La cantinela
favorita de los estudiantes parisinos en mayo de 1968 dio a conocer a
Renaud, la futura gran figura del rock francés.
Históricos son los grupos chilenos contrarios a Pinochet o los grupos
punk británicos que surgieron en 1976 de la crisis laboral. Una canción
de Idir cantada por Khaled fue la banda sonora de las revueltas
argelinas de 1988. La lista es infinita.
No olvidemos los corridos de la revolución mexicana, ni a
los soldados de nuestra Guerra Civil que convirtieron en consignas sus
canciones favoritas. Pero en este mes de mayo de movimientos callejeros
globales y de aniversarios de otras manifestaciones y revueltas (mayo
68, 15M), vamos a viajar mucho más atrás en el tiempo, a la primavera de
1871: a la Comuna de París. Tres meses heroicos de poder popular. Mejor
dicho, dos meses y medio escasos que dejaron huella en la historia, en
el pensamiento y también en la música. Lo trágico es que algunas de
estas canciones podrían cantarse hoy día sin cambiar una coma.
1. Le temps des cerises - Juliette Greco
(Antoine Renard, Jean Baptiste Clément, 1868).
Es una canción romántica sobre el triste recuerdo de un amor perdido:
la primavera, los pajaritos, las cerezas y las locuras amorosas. Llevaba
un par de años sonando cuando la cruel venganza gubernamental y los
fusilamientos en masa convirtieron el rojo de las cerezas en las gotas
de sangre de los comuneros. Existen infinidad de versiones, pero
escuchamos a la musa del existencialismo, Juliette Greco. Al piano, su
marido y director musical, el enorme Gerard Jouannest, coautor de muchas
canciones de Jacques Brel.
2. La Canaille - Francesca Solleville
(Joseph Darcier, Alexis Bouvier. 1863).
“Son un ejército enorme con harapos y zuecos, pero hoy la vieja Francia
les llama a defender su bandera”. Redobles militares, como de pelotón
de fusilamiento y una voz llena de ira. Francesca Solleville es una
cantante engagée de origen italiano. Ha cantado a los poetas y también las canciones de los movimientos obreros y de la Revolución francesa.
3. Le mouvement du 18 mars - Rosalie Dubois
(Pierre Dupont, Ferré Léger. 1871).
El pueblo parisino se levanta contra las tropas y el Gobierno tiene que
huir a Versalles. Se trata de una canción anterior de los mismos
autores, Chanson des soldats, con nueva letra que
es prácticamente una letanía de amenazas contra los poderosos. Rosalie
Dubois es una cantante especialista en revitalizar las canciones
revolucionarias. Su carrera se extiende desde 1959 hasta la actualidad.
4. Jean Misère - Mouloudji
(Max Rongier, Eugène Pottier. 1880).
“Con salarios escasos y sin poder descansar, es preciso que aguantemos o
que reventemos” dice la letra, llena de tristeza y serenidad en
contraste con las otras canciones guerreras y ardientes. Cantante y
actor de origen cabil, Marcel Mouloudji era un anarquista que bordaba
las canciones románticas y costumbristas. En 1970 montó un espectáculo
titulado La Commune en chantant del que se han extraído algunas de las grabaciones que recogemos.
5. L'Insurgé - Raymond Souplex
(Pierre Degeyter, Eugène Pottier . 1884).
Muy panfletaria, con versos como: “Contra la clase patronal (el
insurrecto) hace la guerra social que no acabará mientras en el mundo
haya quien se haga rico sin trabajar y mientras un obrero pase hambre”.
Raymond Souplex es el actor que interpretaba al comisario Bourrel en la
célebre serie de televisión de los 60. En el siglo XXI se han reeditado
algunas de sus grabaciones. A su muerte, la ciudad de París le dedicó
una plaza.
6. Le chant des ouvriers - Marc Ogeret
(Pierre Dupont, 1846).
Es un brindis por la unidad de los obreros: “Amémonos y, cuando podamos
unirnos para beber todos juntos (…) ¡Bebamos!”. Marc Ogeret es un
sindicalista parisino que ha peleado duramente por los derechos de los
artistas. Canta con la misma fiereza las canciones de cabaret de la
Belle Époque, las tonadas revolucionarias y las de los poetas.
7. En avant la classe ouvrière! - Ensemble Madrigal de l'Île-de-France y Les Octaves
(Pierre Degeyter, Eugène Pottier. 1880).
Muy pimpante. Esta es la versión del álbum La Commune en chantant
que interpreta el Ensemble Madrigal de l'Île-de-France y Les Octaves.
Algunas frases son adaptación de una canción anterior titulada Fanfan la Tulipe.
Podría cantarse ahora mismo: “Un monstruo abre sus mandíbulas. Ese
tiburón gigante se llama feudalismo financiero”. Pottier es el autor de
la letra original de La Internacional.
8. La Semaine Sanglante - Les Amis d'ta femme
(Pierre Dupont, Jean-Baptiste Clément. 1871).
Una versión de 2005 de un grupo alternativo de Nancy que se disolvió
hace unos diez años. Le han dado aires de folklore balcánico y pompe de
jazz manouche. La Semana Sangrienta fue el trágico capítulo final de la
Comuna. Esta canción se titulaba originalmente Chant des Paysans,
pero el comunero Clément escribió la nueva letra contando cómo las
tropas gubernamentales “dan caza, encadenan y fusilan a todo lo que
encuentran: a la madre al lado de su hija, al niño en brazos del
anciano”.
9. Le Capitaine «Au mur» - Armand Mestral con Les Octaves
(Max Rongier, Jean Baptiste Clément. 1872).
Impresionante instantánea musical del militar que decide los
fusilamientos: “Aquí está la lista con los nombres de cientos de
bribones, mujeres e hijos de comunistas. ¡Fusiladme a todos estos
sinvergüenzas!”. Armand Mestral era un cantante lírico y actor parisino
que participo en la Resistencia. Esta es una de sus apariciones en el
álbum La Commune en chantant. Los coros están a
cargo de Les Octaves, un cuarteto vocal de Troyes, todavía en activo,
que acompañó en ocasiones al gran Mouloudji.
10. Elle n'est pas morte! - Germaine Montero
(Victor Parizot. Eugène Pottier. 1886).
Es alucinante cómo encaja en la actualidad: “Periodistas policiales,
vendedores de calumnias, han propagado sobre nuestras sepulturas sus
oleadas de ignominias”. Pottier compuso esta canción sobre una melodía
teatral, T'en fais pas Nicolas. Germaine Montero,
actriz y cantante parisina, fue intérprete de Lorca y de Brecht en
escena y en microsurco. También trabajó en cine en España. Esta
grabación procede de una serie de álbumes del sello Le Chant du Monde
titulada Histoire de France par les chansons.
11. La Commune (1871) - Jean Ferrat
(Jean Ferrat. 1971).
Ferrat es uno de los grandes de la canción francesa engagé. En sus
canciones trata todos los temas de la contestación progre, desde el
Acorazado Potemkin hasta esta canción sobre la Comuna que compuso con
ocasión del centenario de aquellos acontecimientos. En la letra se
refiere a los autores de las canciones: “Dejadme cantar a Pottier“ y
“Escuchad cantar a Clément”.
L'Orgie Parisienne (Rimbaud) Parte I y II - Ute Lemper
(Michael Nyman, 1989).
El último día de mayo de 1871, Arthur Rimbaud estaba fuera de sí viendo
regresar triunfantes a las autoridades y burgueses que habían huido de
París por miedo a la Comuna. Escribió una violenta diatriba contra
ellos. Les llama “Idiotas quejicas, vejestorios, marionetas, lacayos”.
El pianista londinense Nyman le puso música y, en 1992, la voz hiriente
de Lemper grabó está versión escalofriante.