
Keiji Tanaka lleva años explorando el cerebro de jugadores de
ajedrez. En su interior, dice, está el secreto de cómo los humanos
trazamos estrategias en nuestra vida, quizás una de las capacidades que
más nos diferencian de otros animales. En la guerra, los negocios, el
juego o incluso el amor, elegir una estrategia adecuada es clave para el
éxito. Una gran cantidad de estudios se han centrado en la toma de
decisiones en muchos campos, pero apenas ninguno ha intentado desvelar
cómo esas decisiones están predeterminadas por una estrategia fijada de
antemano.
Tanaka tiene 64 años, 42 de ellos dedicados a la neurociencia, y
algunos ratos de ocio empleados en jugar al shogi, una variante japonesa
del
ajedrez.
Al contrario que en el ajedrez convencional, en el shogi es mucho más
fácil identificar si un jugador está siguiendo una estrategia ofensiva o
defensiva. “Mi objetivo es averiguar cómo la gente determina su
estrategia, especialmente en una situación complicada y que necesita una
solución rápida”, explica Tanaka. “En este caso no se trata de una
acción determinada, sino un grupo de acciones, como cuando un jugador de
tenis decide subir a la red o cuando un general determina si hay que
atacar al enemigo incluso cuando esto multiplica el riesgo para sus
tropas”, detalla.
En un ingenioso y elegante estudio publicado hoy en
Nature Neuroscience,
Tanaka ha metido a 17 jugadores expertos de shogi en una máquina de
imagen médica mientras proyectaba en su retina diferentes jugadas. Los
participantes, no profesionales con una experiencia de unos 10 años en
este juego, tenían seis segundos para verla y decidir si lo mejor era
atacar o defenderse. Como experimento de control, se les presentaba una
jugada en la que debían seguir una estrategia predeterminada (ataque o
defensa) y simplemente elegir entre varios movimientos posibles.
El experimento ha permitido identificar, por primera vez, dónde está el
centro estratégico del cerebro. El trabajo muestra que hay un patrón de
actividad cerebral característico cuando se elige una estrategia y que
este es totalmente diferente al que aparece cuando se hacen movimientos
concretos. El estudio se basa en una técnica de neuroimagen conocida
como resonancia magnética funcional y que muestra qué partes del
encéfalo se activan en cada momento. Según los resultados, las
estrategias se fraguan en el giro cingulado. Si pone un dedo en la parte
superior de la frente y lo desliza hacia la coronilla estará siguiendo
su giro cingulado, una zona alargada que se sitúa justo en la mitad
entre los dos hemisferios y a unos tres centímetros bajo su cráneo. La
parte anterior del giro cingulado, la más cercana a la frente, controla
la estrategia defensiva. La posterior, en el otro extremo, es el
epicentro de la estrategia ofensiva, según el trabajo.
Máquinas contra humanos
Una de las conclusiones más interesantes del estudio es que la
estrategia es intuitiva. Los jugadores no deciden de forma pausada y
teniendo en cuenta todas las opciones posibles, sino más bien siguiendo
su rápido juicio sobre la situación del tablero y los riesgos y
beneficios de atacar o defenderse. Como explica Tanaka, se trata de una
decisión anterior que determinará después otros movimientos concretos.
Su trabajo, dice este investigador del Instituto Riken, en Japón,
puede tener dos aplicaciones. “Hasta ahora conocíamos muchas zonas
cerebrales relacionadas con acciones concretas pero nunca se había
estudiado las partes que determinan la estrategia”, reconoce Tanaka. “Mi
interpretación de los resultados es que esta capacidad para decidir una
estrategia muy rápido se desarrolla gracias al entrenamiento y es muy
específica de cada actividad”, explica Tanaka. “Algunas personas lo usan
para el shogi, otras para dirigir empresas y otras para cocinar, por
ejemplo”, añade. El experto cree que este tipo de trabajo puede
aplicarse para la educación. “Actualmente no tenemos una forma buena de
enseñar estrategia y a veces ni siquiera los expertos en un campo saben
explicar cómo tomaron decisiones exitosas”. Más adelante, este tipo de
estudios pueden ayudar a desarrollar inteligencia artificial.
El shogi ha sido durante años un campo de pruebas para la
inteligencia artificial en Japón. En este ajedrez el número de posibles
jugadas en cada movimiento es mucho mayor que en el ajedrez
convencional. Cada año, en Japón se organizan torneos entre ordenadores y
jugadores profesionales. En 2013, un ordenador venció por primera vez a
un humano.
Aplicaciones en 'neuromarketing'
Santiago Canals, un neurocientífico que no ha participado en el
estudio, resalta su originalidad. “Para ellos era muy importante
utilizar a jugadores expertos para el estudio porque así toman
decisiones de forma muy rápida”. “esto”, añade, “es clave para
relacionar la imagen cerebral con el proceso cognitivo que se está
realizando en ese momento, en este caso la selección de una estrategia”,
resalta. Canals cree que lo que Tanaka ve en los jugadores de shogi es,
en general, totalmente extrapolable al cerebro de cualquiera de
nosotros. También apunta a una tercera aplicación práctica de este tipo
de trabajos. “Lo que muestra el estudio es que la elección de una u otra
estrategia depende mucho del contexto concreto y de la intuición”,
explica. “Esto podría ser usado en márketing, para saber, por ejemplo,
de qué manera empaquetar un producto para influir en nuestra decisión”.
Nuño Domínguez
20 ABR 2015 El País.